sábado, 12 de octubre de 2013

Recomendaciones para el inicio del año escolar


            Un nuevo año escolar es un periodo prolongado de exigencia para los niños y niñas en todos los sentidos: en lo físico, en lo intelectual, en lo emocional y también en lo espiritual. Por esta razón, además de preparar los uniformes, los útiles escolares e infinidad de detalles adicionales, no podemos descuidar lo más importante: el estado de salud física y mental de quienes serán sometidos a esta exigencia.

            Considerando esta premisa, es un deber de los padres y madres de familia efectuar una adecuada valoración médica de nuestros hijos, y en el caso de los más pequeños, el pediatra es el profesional llamado a realizarla. En la búsqueda de causas de algún problema de aprendizaje, las primeras que debemos descartar siempre, son las de tipo biológico. Los niños y niñas deben comenzar el año lectivo desparasitados (la dosis sólo la puede prescribir el médico), pues éste es un factor que puede afectar su atención y volverlos más inquietos. Otro aspecto es revisar la cabeza de los chicos para prevenir la pediculosis (piojos), lo cual, además de afectar su rendimiento escolar puede provocarles serios daños en su organismo.
           
            No menos importante es realizar una valoración oftalmológica, para chequear la visión cercana y lejana.  En el medio educativo, específicamente en el trabajo dentro del aula, se necesita la vision lejana y cercana para leer y escribir correctamente. La visión de cerca precisa de la acomodación, pero implica igualmente la convergencia de los ojos sobre el punto de mirada. Esta convergencia es una acción muscular que consume energía y puede causar fatiga si se prolonga más alla de ciertos límites. Esto facilita la visión de cerca, pero dificulta, al igual que la miopía, la visión de lejos.

            Una valoración auditiva es esencial, sobre todo en el caso de los niños de inicial para una correcta discriminación de los sonidos, ésta debe ser realizada por el otorrinolaringólogo. Muchos pequeños presentan dificultades, especialmente en prekinder, kinder y 1º de básico, para desarrollar la macrodestreza de escuchar (primera destreza para aprender a hablar, leer y escribir). Los problemas del oído pueden ir desde un taco de cerumen hasta una considerable disminución auditiva.

            En casa, un horario es prioritario. Su función es regular mentalmente a las personas, en este caso a los hijos e hijas. Muchas veces nos quejamos de que nos falta el tiempo, pero la razón de fondo es la desorganización. Un horario permite a nuestros hijos e hijas desarrollar dos aspectos fundamentales para la vida de una persona: orden y organización. Esto no implica, que la vida se convierte en “una camisa de fuerza”, pues el horario puede fluctuar por las circunstancias familiares: salidas inesperadas, enfermedades, compromisos, etc. Lo importante es que, se tenga una refrencia de organización de la tarde y noche, en casa. Realizarlo con los hijos y permitir que ellos propongan es muy saludable para la vida familiar, pues se sentirán identificados y lo asumirán mejor. Un horario no es simplemente unas horas de estudio, todo debe estar normado: el descanso, el aseo, el tiempo libre, la lectura, la programación de la televisión, el uso del computador, la alimentación, los encargos, etc.

            Los encargos, entre otras cosas, ayudan para educar a los hijos e hijas en la responsabilidad. Son una participación en las actividades de la familia y deben comenzar desde muy temprana edad para poder afianzar esta virtud. Cuando los pequeños de la casa aprenden a cepillarse los dientes, bañarse solos, etc., están capacitados para realizar también, por sí solos, estos encargos de autonomía. Pero luego, los estamos preparando también para ejecutar encargos de servicio a los demás miembros de la familia: colocar y recoger la mesa, barrer, lavar los platos, etc.

            Existen papitos y mamitas que desean a toda costa evitar cualquier tipo de “sufrimiento” a sus hijos y no caen en cuenta que los privan de la posibilidad de participar en la vida familiar. Otros consideran, equivocadamente por cierto, que sus niños, aún están pequeños (y tienen 14 años) para realizar determinada actividad.

            El objetivo principal de los encargos en la familia no es ahorrar trabajo y fatiga a la persona que colabora en casa o a los padres, sino brindarles a los hihjos oportunidades de mejora personal: de ser autónomos, de valerse por sí mismos, de valorar el trabajo y de expresar su amor a los demás, a su familia, a través del servicio.

            Deseo de todo corazón que este nuevo año lectivo que está por comenzar sea para todos, padres y maestros, un motivo más que nos estimule a mejorar cada día como personas, cónyuges, padres, hijos y profesionales.