Un
nuevo año escolar es un periodo prolongado de exigencia para los niños y niñas
en todos los sentidos: en lo físico, en lo intelectual, en lo emocional y
también en lo espiritual. Por esta razón, además de preparar los uniformes, los
útiles escolares e infinidad de detalles adicionales, no podemos descuidar lo
más importante: el estado de salud física y mental de quienes serán sometidos a
esta exigencia.
Considerando
esta premisa, es un deber de los padres y madres de familia efectuar una adecuada
valoración médica de nuestros hijos, y en el caso de los más pequeños, el
pediatra es el profesional llamado a realizarla. En la búsqueda de causas de
algún problema de aprendizaje, las primeras que debemos descartar siempre, son las de tipo biológico. Los
niños y niñas deben comenzar el año lectivo desparasitados (la dosis sólo la
puede prescribir el médico), pues éste es un factor que puede afectar su
atención y volverlos más inquietos. Otro aspecto es revisar la cabeza de los chicos
para prevenir la pediculosis (piojos), lo cual, además de afectar su
rendimiento escolar puede provocarles serios daños en su organismo.
No
menos importante es realizar una valoración
oftalmológica, para chequear la visión cercana y lejana. En el medio educativo,
específicamente en el trabajo dentro del aula, se necesita la vision lejana y
cercana para leer y escribir correctamente. La visión de cerca precisa de la acomodación, pero implica igualmente la convergencia de los ojos sobre el punto
de mirada. Esta convergencia es una acción muscular que consume energía y puede
causar fatiga si se prolonga más alla de ciertos límites. Esto facilita la
visión de cerca, pero dificulta, al igual que la miopía, la visión de lejos.
Una
valoración auditiva es esencial, sobre
todo en el caso de los niños de inicial para una correcta discriminación de los
sonidos, ésta debe ser realizada por el otorrinolaringólogo. Muchos pequeños
presentan dificultades, especialmente en prekinder, kinder y 1º de básico, para
desarrollar la macrodestreza de escuchar (primera destreza para aprender a
hablar, leer y escribir). Los problemas del oído pueden ir desde un taco de
cerumen hasta una considerable disminución auditiva.
En
casa, un horario es prioritario. Su
función es regular mentalmente a las personas, en este caso a los hijos e
hijas. Muchas veces nos quejamos de que nos falta el tiempo, pero la razón de
fondo es la desorganización. Un horario permite a nuestros hijos e hijas
desarrollar dos aspectos fundamentales para la vida de una persona: orden y organización. Esto no implica,
que la vida se convierte en “una camisa de fuerza”, pues el horario puede
fluctuar por las circunstancias familiares: salidas inesperadas, enfermedades,
compromisos, etc. Lo importante es que, se tenga una refrencia de organización
de la tarde y noche, en casa. Realizarlo con los hijos y permitir que ellos
propongan es muy saludable para la vida familiar, pues se sentirán identificados
y lo asumirán mejor. Un horario no es simplemente unas horas de estudio, todo
debe estar normado: el descanso, el aseo, el tiempo libre, la lectura, la
programación de la televisión, el uso del computador, la alimentación, los encargos, etc.
Los
encargos, entre otras cosas, ayudan para educar a los hijos e hijas en la
responsabilidad. Son una participación en las actividades de la familia y deben
comenzar desde muy temprana edad para poder afianzar esta virtud. Cuando los
pequeños de la casa aprenden a cepillarse
los dientes, bañarse solos, etc., están capacitados para realizar también, por
sí solos, estos encargos de autonomía.
Pero luego, los estamos preparando también para ejecutar encargos de servicio a los demás miembros de la familia: colocar y recoger la mesa, barrer, lavar
los platos, etc.
Existen
papitos y mamitas que desean a toda costa evitar cualquier tipo de
“sufrimiento” a sus hijos y no caen en cuenta que los privan de la posibilidad
de participar en la vida familiar. Otros consideran, equivocadamente por
cierto, que sus niños, aún están pequeños (y tienen 14 años) para realizar
determinada actividad.
El
objetivo principal de los encargos en la familia no es ahorrar trabajo y fatiga
a la persona que colabora en casa o a los padres, sino brindarles a los hihjos
oportunidades de mejora personal: de ser autónomos, de valerse por sí mismos,
de valorar el trabajo y de expresar su amor a los demás, a su familia, a través
del servicio.
Deseo
de todo corazón que este nuevo año lectivo que está por comenzar sea para
todos, padres y maestros, un motivo más que nos estimule a mejorar cada día
como personas, cónyuges, padres, hijos y profesionales.