viernes, 13 de abril de 2012

La fidelidad de los cónyuges, primera educación




En nuestros días, mientras por desgracia se constata la multiplicación de las separaciones y de los divorcios, la fidelidad de los cónyuges se ha convertido por sí misma en un testimonio significativo del amor de Cristo, que permite vivir el matrimonio por lo que es, es decir, la unión de un hombre y de una mujer que, con la gracia de Cristo, se aman, y se ayudan durante toda la vida, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad. La primera educación en la fe consiste precisamente en el testimonio de esta fidelidad al pacto conyugal; de ella los hijos aprenden sin palabras que Dios es amor fiel, paciente, respetuoso y generoso. La fe en el Dios que es Amor se transmite ante todo con el testimonio de fidelidad al amor conyugal, que se traduce naturalmente en amor a los hijos, fruto de esta unión. Pero esta fidelidad no es posible sin la gracia de Dios, sin el apoyo de la fe y del Espíritu Santo. Por eso la Virgen María no cesa de interceder ante su Hijo, para que —como en las bodas de Caná— renueve continuamente a los cónyuges el don del «vino bueno», es decir, de su Gracia, que permite vivir en «una sola carne» en las distintas edades y situaciones de la vida.

Benedicto XVI




miércoles, 11 de abril de 2012

El amor esponsal

"...El amor esponsal no consiste en la satisfacción de un deseo..", no es para un momento o hasta que se presente una crisis que nos hace olvidar todo lo vivido.

"... es una entrega y una acogida, un don..", es servir al otro (cónyuge) y a los otros (hijos); no como una esclavitud sino como muestra genuina de nuestro amor. Sólo el que ama puede acoger a los suyos, tener la capacidad para hacerlos sentir únicos e irrepetibles. Somos un don, nos hemos convertido en un regalo, en un extraordinario regalo para el otro pero ¿cuántas veces nos hemos olvidado de esto? Y con nuestras quejas y absurdas chiquilladas hacemos una tormenta en un vaso con agua.

 "...El don de sí, el donarse, es la presencia del amor esponsal, que implica la entrega de mi persona..."Muchas veces actuamos como los niños, damos un regalo y a los 5 minutos lo reclamamos. No nos entregamos por completo a nuestra cónyuge, nos damos por partes o lo que sobra. Tenemos una jerarquía de prioridades en el amor mal estructurada. TODO antes que el otro o la otra.  Damos migajas de amor. Sería bueno recordar la etapa del noviazgo: muchísimas conversaciones de todo un poco, atenciones, halagos, detalles, millón de disculpas, etc. Y ahora tenemos poquísimo tiempo para conversar, escucharnos, salir,etc. 

"...A la libre entrega del uno corresponde la libre aceptación del otro. Por eso la posesión del amor no implica dominio, sino libertad..." Quien ama no se siente "atado (a)" o "esclavo (a)", pues atiende, cuida, protege, sirve al "objeto" de su amor. Libremente elegimos alegrarnos, disfrutar,  sacrificarnos, llorar, entristecernos, etc.  por el otro. 

Amar es servir y servir es amar. Demostramos nuestro amor en cada acto desde la levantada (nos cuesta, pero es necesaria), colaboramos en las tareas del hogar (para que todos disfruten de un lugar acogedor), trabajamos (para nuestra dignificación como personas y por amor a los nuestros). No existe ningún acto humano que no se encuentre impregnado del amor y el servicio.

Recordando a Karol Wojtyla, nuestro muy amado Papa Juan Pablo II.

Saludos,

Rocío Vargas de Herrera.

lunes, 9 de abril de 2012

¡Felices Pascuas!

La Pascua es el perido más largo de todo el tiempo litúrgico, 50 días para celebrar la VIDA, para celebrar que Jesucristo es Rey. Tiempo propicio para demostrar nuestra lucha diaria y la necesidad de educar el corazón para el bien de nuestra familia.

¡Felices Pascuas!