Nos aterra la idea de pensar que podríamos decir algo parecido de nuestro hijo o hija. Pero tranquilos vamos a descubrir los “robos” de los chicos. Lo siguiente me comentaba una mamá el otro día, con respecto a su hijo de tres años.
Compré una sandía entera, y ¿qué crees? Se comió la mitad. Pero eso no es todo, compré una libra de frutillas y se las comió todas, mientras todos dormíamos.
En primer lugar, existen chicos que toman las cosas, en este caso los alimentos, por glotonería. Se debe descartar esta posibilidad si somos conscientes que no ha sido alimentado adecuadamente en la comidas respectivas.
Otra causa puede ser un impulso o inclinación a tomar cosas, esto se da cuando el niño no ha comprendido el significado de la propiedad privada, por decirlo así. Entonces hace extensivo a otros ambientes “su señorío”. Esto es “curable” charlando con el niño y haciéndole ver que unas cosas le pertenecen y que otras no y que se debe respetar lo que no es de uno.
Ahora, si hablamos de posibles desajustes psicólogicos, eso es otro cantar. Entre las causas pueden estar:
1. ABANDONO AFECTIVO: pasa con los chicos cuyos padres sufren de “workholismo” (adicción al trabajo) o que son huérfanos de padres vivos. Son chicos que están expuestos a la ausencia de cariño por parte de sus progenitores.
2. CELOS: cuando nace un hermanito o se presenta alguna persona o situación que el chico siente que le disminuye el cariño de sus padres, él o ella en venganza o como castigo hacia sus padres, roba.
3. HOSTILIDAD: cuando una persona u otro chico les cae mal, se lo quitan para que sufran por la pérdida de ese objeto.
4. LLAMAR LA ATENCIÓN : hay chicos que quieren ser importantes, especialmente en la época de la adolescencia, que necesitan autoafirmarse ante los otros del grupo (los amigos). Los adolescentes optan por robar para repartir el botín y no dejar de ser parte del círculo.
Pero analicemos las reacciones de los padres:
1. DRAMATIZAN LOS HECHOS: son de los que se angustian, lloran, piensan lo peor, ya lo ven en la penitenciaría, saliendo en la televisión entre los más buscados, en pocas palabras exageran. Lo apropiado, actuar con mesura.
2. MULTIPLICAN LOS CASTIGOS: les dan la del “zorro” como dicen los chicos del colegio. Y aparte les dan mala fama, si algo se pierde, miran al implicado.
Para que un castigo sea conveniente debe ser:
q Razonable y razonado: No decirles que nunca más van a salir, sino que las próximas dos fiestas que los inviten no podrán asistir o algo parecido.
q Prudente y comprensivo: Con moderación, como nos gustaría que nos hubiesen castigado a nosotros.
q Necesario y positivo: El castigo físico es la última instancia, ojalá no se diera nunca. Pero si lo considerán necesario, que no sea una masacre. Aún existen papitos y mamitas queles dan “donde les caiga” para que los demás se den cuenta que les dimos duro y les dé vergüenza.
El castigo nunca debe estar motivado por la ira. Castigar con ira es contraproducente.
3. MOSTRAR MUCHA INDULGENCIA: estos padres son todo lo contrario a los anteriores. Pasan de ser rigídos a permisivos.
Los hay de dos clases:
q Los que disimulan para evitar la “fatiga”, “ya se le pasará la maña”.
q Y los que alaban la actitud “avispada” de sus hijos y no se dan cuenta que con cada halago están reforzando este mal hábito.
Pero si Uds. no se sienten seguros y creen necesitar orientación respecto a este tema, acuda a su psicólogo de confianza para recibir las recomendaciones necesarias y poder corregirnos.
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